Desde nuestra infancia, experimentamos y sentimos emociones. Unas las experimentamos antes, otras después, según la complejidad de las mismas.
Hay emociones, consideradas primarias, que aparecen muy pronto y no requieren mucho más que la propia existencia. Otras, sin embargo, necesitan que surjan algunos aspectos en la persona, como la identidad o la asunción de normas sociales, para aparecer.
Resulta curioso que, siendo así, apenas exista educación al respecto. La formación, en general, sí contempla en sus planes de estudio el conocimiento de la historia, la lengua, las matemáticas o la biología incluso la «educación física». En todo ese conocimiento, hay un punto que se nos escapa. El autoconocimiento. ¿Por qué no hay «educación mental/emocional»?
Parece que en la educación, se pone más foco en ver y entender «lo de fuera» y no tanto «lo de dentro».
Y «lo de dentro», al igual que nuestro cuerpo, nos va a acompañar toda la vida. En principio, vaya.
Así que, de la misma forma que considero que la educación física no está muy bien planteada, también pienso que crea una carencia tremenda el hecho de que no exista en los planes de estudio «educación emocional».
A esto, habría que sumarle que, debido a las convenciones sociales, hay determinadas emociones que de alguna forma «no se deben sentir». Esto es, buscamos reprimirlas en la medida de lo posible, o distraernos de las mismas para así centrar nuestra atención en otro punto. Está claro que hablo de aquellas representan cierto grado de displacer.
Porque sí, se puede decir que todos tenemos estas emociones, y lo que cambia de unas personas a otras es lo que se denomina sentimiento, que representa la experiencia subjetiva de la emoción en cuestión.
Con todo esto dicho, te cuento a continuación algunos aspectos curiosos de las emociones que espero que te hagan reflexionar y te puedan servir tanto como a mí.
Clasificación de las emociones
En general se pueden clasificar las emociones según dos corrientes, una que propone un estudio dimensional en el que distintas emociones pueden compartir una misma dimensión y no otra, y un estudio discreto que clasifica algunas emociones con características distintivas.
Emociones Dimensionales
En el caso de las emociones dimensionales, se representan con tres valores, el eje de ordenadas indica la valencia afectiva, es decir, el nivel de placer/displacer de la emoción. En el eje de abscisas, el nivel de activación, también conocido como Arousal, y por último, figuraría el nivel de control sobre la situación aunque este no figura en el gráfico de abajo.
Si te fijas, hay emociones que teniendo distinto “tono hedónico”, pueden tener un mismo nivel de activación del organismo. Por ejemplo, la activación de la culpa y del orgullo, parecen estar más o menos al mismo nivel, al igual que pasa, por poner otro ejemplo, con la alegría y la ansiedad.
Interesante, ¿no crees?
Emociones discretas
En el caso de las emociones discretas, el planteamiento se fundamenta en que algunas emociones tienen características distintivas en alguno o varios de los elementos o criterios que las definen. Sin entrar en demasiado detalle, identifica por ejemplo, aquellas que tienen un origen innato, las asociadas a los instintos, la intencionalidad o las modificaciones de la expresión facial que se producen en cada una.
Emociones primarias
Surgen en los primeros momentos de vida(primeros meses) y tienen cada una de ellas una función adaptativa clara. (lo vemos abajo). Estas emociones son la sorpresa, el asco, el miedo, la alegría, la tristeza y la ira.
Emociones Secundarias
Aparecen más tarde, en torno a los 2 años y medio, y requieren la aparición de la identidad personal, la internalización de algunas normas sociales que permitan saber lo que está bien y lo que no, y vinculando las anteriores, requiere la capacidad de evaluar la identidad personal de acuerdo con esas normas sociales.
Aquí aparecen la culpa, la vergüenza, el orgullo, los celos, etc.
Función adaptativa de las emociones
Si hay algo que me ha fascinado, es ver las emociones como representación de la función adaptativa que cumplen. Y claro, es que todas las emociones son útiles. Cada una para lo suyo.
Cada emoción por tanto cumple una función que prepara al organismo para la acción. Además de esta función adaptativa, las emociones también tienen, por supuesto, una función social que comunica nuestro estado anímico al entorno y otra motivacional que nos ayuda a movilizarnos.
Leyes de las emociones:
Aquí te dejo algunas de las «leyes de la emoción» formuladas por Frijda, que más interesantes y relevantes me parecen.
- Ley de Significado Situacional: Las emociones están relacionadas con situaciones específicas.
- Ley de lo concerniente: Las emociones surgen cuando la situación es relevante para nuestros objetivos o tenemos un interés en lo que sucede.
- Ley de la Realidad Aparente: La forma en que percibimos una situación afecta nuestras emociones.
- Ley del Cambio: Las emociones responden a los cambios en nuestras circunstancias.
- Ley de la Habituación: Nos acostumbramos a nuestras circunstancias y emociones y con el tiempo tienden a perder fuerza.
- Ley del sentimiento comparativo: Evaluamos las situaciones en relación con un marco de referencia.
- Ley de la Asimetría Hedónica: Las emociones negativas pueden persistir más que las emociones positivas.
- Ley de Conservación del Momento Emocional: El tiempo por sí solo no cura todas las heridas emocionales; es necesaria una reevaluación.
- Ley de la menor Carga y mayor beneficio: Las personas tienden a reinterpretar situaciones para minimizar la carga emocional negativa u obtener una ganancia emocional positiva.
Después de haber leído esto, ¿te parece importante escucharte?, ¿saber qué estás sintiendo?, ¿no tienes más ganas de analizar y entender tus emociones, tus sentimientos y las de quienes te rodean?